La
relación entre la escuela y los medios siempre fue compleja. Desde el inicio
las posturas condenatorias (que Umberto Eco llamó apocalípticas) y las
idealizadoras (llamadas también integradas), eran las únicas posibilidades para
pensar los vínculos de la escuela con los medios de comunicación. Mientras los
apocalípticos hablaban exclusivamente de los efectos nocivos de los medios de
comunicación, los integrados hablaban de la oportunidad que dan los medios para
democratizar el acceso a la cultura. Ambas posiciones fueron superadas con el
tiempo, quizás porque ninguna define la complejidad del vínculo con claridad y
que ambas parten de la valoración hacia los medios (antes que de su
conocimiento e investigación).
Niños
y jóvenes -aunque ciertamente no son receptores pasivos- aprenden de los medios
pautas culturales, formas de vida, comportamientos, acciones, maneras de relacionarse
con los otros y modos de conocer el mundo. Los programas de televisión, las
emisiones radiales, los filmes, los informes en los diarios, las páginas en
Internet, construyen la identidad de grupos sociales, y dan visiones de hechos,
que aunque se presentan como únicas y naturales, son sólo una entre las
múltiples maneras de ver la realidad. Hay tantas visiones de la realidad como
los medios que las construyen.
Esto
hace que los alumnos ingresen a la escuela con un caudal de informaciones,
saberes y aprendizajes, que aunque fragmentados y mosaicos, forman parte de su
caudal cultural.
En
la actualidad habitamos un “ecosistema comunicativo”[1]
que desafía a la escuela: lo que le pide hoy el ciudadano a la escuela, es que
lo capacite en la multiplicidad de saberes que recibe de los medios. Esto
significa formar ciudadanos capaces de leer críticamente los diferentes
lenguajes de los medios, y constituirse en sujetos reflexivos y autónomos
capaces de desafiar los discursos que circulan cotidianamente en la sociedad.
Dejando
de lado posturas apocalípticas e integradas, la propuesta es que los medios
ingresen a la escuela como objeto de estudio.
El
desafío para la escuela hoy es incorporar estas informaciones con la que niños
y jóvenes llegan al aula, para transformarla en conocimiento, contextualizada y
resignificada: transformar la información en conocimiento.
Enseñar
a problematizar los significados, interrogar las certezas, fortalecer el
capital cultural de los alumnos, reflexionar sobre las consecuencias de la
mirada sobre los “otros” y “nosotros”, desafiar los mensajes, son los ejes de una educación que
toma a los medios como objeto de estudio.
¿Cómo incorporar los medios en el aula?
Los medios como objeto de estudio
Los
medios de comunicación forman parte importante de nuestra vida diaria. ¿Cómo
convertir en objeto de estudio un consumo que nos resulta “natural y familiar”?
El
primer paso es partir del placer que nos produce mirar un filme, escuchar un
programa de radio o leer una nota editorial en el periódico, para luego poder
reflexionar sobre estas emociones que nos producen los mensajes. Esto significa
explorar y analizar la manera en que los medios construyen sus significados,
identificar los códigos y convenciones que utilizan para representar la
realidad y preguntarnos por las intenciones del emisor que las produjo.
Se
trata de ir más allá de la idea de “transparencia” que nos proponen los medios
(ya que los medios no son neutros) y desafiar los significados y sentidos que
asignan a los hechos. Preguntarnos sobre el qué se dice en el mensaje y qué no
se dice, quién lo transmite, de qué manera, con qué objetivos e intenciones y a
partir de qué recursos, permite analizar críticamente el funcionamiento de los
medios masivos de comunicación.
La
especialista norteamericana SusanSontag, señala tres ejes para trabajar con las
imágenes de los medios. Primero el eje del conocimiento: entender por qué
sucedieron y suceden los hechos, asignar responsabilidades, poner los
acontecimientos en contexto. El segundo eje es el de la emoción, asumir el
plano humano de ese “otro” que está representado y hacerlo propio, para llegar
al tercer eje, que adquiere un rol fundamental, poner en marcha “la acción”:
pensar en el hacer, desde el lugar que cada uno ocupa.
Estos
son ejes claves para pensar el trabajo pedagógico con relación a los medios.
¿Cómo enseñar los medios en el aula?
Las
áreas que proponemos a continuación son herramientas útiles para orientar el
trabajo de los docentes con los alumnos, con el fin de conocer los medios de
comunicación.
Cada
una de estas áreas está relacionada con la siguiente.
No
podríamos, por ejemplo, analizar cómo utiliza el lenguaje un noticiero, una
telenovela o un informativo radial, si previamente no conocemos al medio de comunicación
que lo produce y si no estudiamos además a quién va dirigido. Por eso, estas
áreas no pueden enseñarse aisladamente ni pensarse como una secuencia
jerárquica de conceptos o temas. Todos son igualmente importantes para entender
el funcionamiento de los medios.
Estamos
convencidos de que aprender a analizar los medios nos ayuda a conocerlos mejor
y a pensar en lo que quisiéramos de cada uno de ellos, como audiencias. Por
eso, las últimas páginas de este libro presentan una encuesta para conocer lo
que los chicos y jóvenes argentinos quisieran ver, leer y escuchar en los
medios de comunicación. De esta manera, la radio, el diario, el cine y la
televisión podrán conocer las inquietudes y propuestas de los alumnos de todo
el país, y quizás puedan incorporarlas a sus páginas, emisoras o pantallas.
En
suma, estamos seguros de que estas orientaciones serán el punto de partida para
nuevas propuestas que surgirán en el aula a fin de continuar la indagación, el
debate y la reflexión en torno a los medios de comunicación.
¿Qué es un medio de comunicación?
La
comunicación es una de las acciones fundamentales del hombre. Sin embargo, es
importante diferenciar la comunicación interpersonal y la que podemos
establecer con los medios de comunicación. El diario, la radio, la televisión,
el cine o la fotografía permiten acceder a información lejana en el tiempo y en
el espacio. Los medios de comunicación son un soporte técnico que permiten
ampliar nuestros conocimientos del mundo, más allá del lugar que habitamos.
Aunque
la comunicación a través de los medios nunca es cara a cara, llega a millones
de receptores a la vez.
¿Qué es un medio de comunicación? Debatan: ¿Qué
diferencias existen entre las definiciones que plantearon? ¿Son todas iguales?
¿Cuáles son las características esenciales de los medios que se desprenden de
las definiciones que ustedes dieron?
A continuación presentamos un listado con
mensajes muy distintos. Señalen cuáles son mensajes mediáticos y cuáles no.
Una
noticia sobre el presidente en el noticiero
El
“ranking” de canciones de moda en la radio
Una
señal de tránsito
Una
charla de dos jóvenes en un bar
Una
foto en la primera plana
Una
carta de un amigo que vive en otra provincia
Una
propaganda televisiva sobre un detergente
Una
fotografía de un modelo usando una determinada marca de pantalones
El
editorial de un diario sobre un tema que preocupa a nuestra ciudad
El
afiche que anuncia un concierto en la biblioteca del barrio
La
indicación de salida en un hospital
El
“jingle” de una campaña ecológica en la radio
Una
remera que promociona una ciudad turística
Una
página web sobre animales domésticos
Una
lista de compras que la mamá dejó a su hija
Una
carta de lectores en el diario
La
presentación de una obra de teatro en una escuela
Los
dibujos y fotografías de galletitas en la caja que las contiene
El
aro en la oreja de un adolescente
·
Analicen, en cada caso, cuál es el objetivo del
mensaje informar, entretener, persuadir, etc.) y argumenten por qué los
clasificaron de esa manera.
·
Escriban alguna idea o información que ustedes
quisieran comunicarle a otros chicos de la escuela. ¿Cuál sería la mejor manera
de comunicarla? ¿Por qué?
[1]Barbero, Jesús Martín: “Retos
culturales de la comunicación a la educación”, en “Comunicación, medios y
educación”, MORDUCHOWICZ ROXANA comp. (2003)
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